Es evidente que todo lo material tiene un tiempo de vida útil, mayor o menor, y en eso, nuestros auriculares, sean del tipo que sean, no son una excepción. Desde el momento en que los compramos y empezamos a usarlos, nuestros auriculares están expuestos al desgaste y al deterioro, pero en eso, como también sabrás, es muy determinante el tipo de uso que hagamos.
Para evitar que unos auriculares se rompan prematuramente, lo primero es conocer las partes que más se ven expuestas al desgaste, y los agentes que más los exponen al deterioro, o incluso a una definitiva inutilización. Las analizamos:
- El cable y la clavija. De toda la vida, los auriculares han quedado inservibles, los dos o sólo uno de ellos, al pelarse los cables a lo largo de su recorrido, o e la zona de la clavija, que es la que sufre más de las dobleces y de los tirones. El hecho de que los cables se enrollen y se enreden sin control cuando los guardamos en cualquier sitio, hace que los cables se pelen con más facilidad, aunque tampoco ayuda lo de enrollar los cables haciendo presión en torno al reproductor de audio. Por eso, a priori, al menos si nos fijamos únicamente en este aspecto, los auriculares inalámbricos son más duraderos a nivel de rotura (no a nivel de durabilidad potencial, pues éstos están expuestos al desgaste de la batería, que no es remplazable en el 99% de los casos).
- Los transductores. En el caso concreto de los auriculares de diadema, los transductores (u orejeras) suelen ser los elementos más vulnerables y sensibles al paso del tiempo. Para hacer que sean agradables al uso, éstos suelen contar con una primera membrana fina y suave, que suele desgastarse con facilidad, especialmente si dejamos los auriculares al sol, o los exponemos a la humedad, o si solemos llevar barba de pocos días (en el caso de los hombres), pues ésta actúa a modo de lija.
- El agua y la humedad. Sobre todo si utilizamos nuestros auriculares para correr, o en la piscina, o al aire libre en días de lluvia o niebla densa, nuestros auriculares se pueden deteriorar debido a la humedad. Para que eso no suceda, lo mejor es mantenerlos al margen de cualquier posible contacto con el agua, aunque cualquier auricular de gama media y alta, por supuesto, suele contar con certificados de exposición al agua: IPX4, IPX5… IPX7, IPX9, etc. Cuanto mayor es el número, mayor es la capacidad de los auriculares para sufrir los efectos del agua.
Como consejo general, siempre recomendamos guardar los auriculares en su propia funda cuando no vayan a ser usados, para protegerlos al máximo. Si se trata de auriculares con cable, es importante mantener siempre los cables sin enrollar sobre sí mismos, y actuar sobre la clavija (tanto al conectarlos como al desconectarlos) con el máximo cuidado posible. Esto es aplicable también a los auriculares con cable tipo USB C.
Si son auriculares Bluetooth pequeños y de gran valor económico, como los famosos Airpods de Apple, por ejemplo, debemos tener especial cuidado con no caerlos, ya que los componentes del altavoz se pueden desprender y provocar defectos de amplificación, así como el deterioro de las partes.